lunes, 14 de enero de 2013

Cartas de Jesús María del Valle Fresnedoso: "Ay, in mare veritas"

Y me imagino que los que salen a la calle a gritar "¡¡Hemos ganado!!" cuando su equipo de fútbol obtiene la victoria, hacen lo propio el día que ven una película porno y llaman a sus amigos para decirles "Hemos follao"*. Esos son los mismos que no usan albornoz, que retiran con el tenedor la membrana externa de la yema del huevo, los que beben cerveza sin alcohol, que no llevan bata cuando están por casa y los que siempre tienen encima un paquetito de clínex. Desconfío automáticamente de esas personas. Esa es la sociedad que tenemos hoy en día, una sociedad con calcetines tobilleros y el criterio en la secadora.
Un ámbito, por decir uno, en el que sale a la superficie la verdadera condición de un ser humano es cuando, despojado de todo artificio, entra en contacto con la naturaleza, con la cruda natura, con los orígenes de todo. In mare veritas, se diría en la lengua de Platón. Cuando una persona se pone de pie en la arena y encara la inmensidad del mar con el respeto oportuno, ahí es cuando de verdad se sabe de qué material está hecho y si de verdad merece la pena hablar de él con respeto. Las palas, un cubito, una improvisada pelota de fútbol, una buena tumbona y un sudoku -aunque yo siempre he pensado que los autodefinidos son más nuestros y ejercitan más el lenguaje, caramba, que los números del 1 al 9 ya nos los conocemos de antes- o incluso la mojigatería de volar una cometa, cualquier cosa excepto tirarse encima de una toallita harapienta a que te dé el sol en la epidermis untada en un pringoteo industrial y antihigiénico, por favor. Elegir la inactividad y remedar la falta de vida de los pasivos seres de la creación, inertes y sumisos, es el nihilismo de la propia existencia. Desconfío automáticamente, también, de cualquier persona que en una playa se limite a dejarse cocer por la radiación infrarroja sin interactuar con el medio ni con el resto de sus congéneres. ¿Qué somos, iguanas?






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*Nota del editor:** Esos son los mismos que increpan al árbitro por un posible robo e incluso salen a la calle a quemar contenedores y tirar piedras pero se quedan en casa (supongo que viendo el fútbol) cuando el establishment consuma un robo de los de verdad.

**Nota de Jesús María: Disculpe, señor editor, pero no recuerdo cuándo autoricé que se insertaran notas en mis cartas.

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