lunes, 29 de octubre de 2012

Sobre palabras aparentemente inocuas y actitudes que te desafían desde absurdas trincheras.

Soy echado de menos
sin ningún menos y con
el más aséptico cielo.

Me prefieren de vivo
porque cuando muero
olvido los motivos
y me abrazo al fuego,
y motivo mi olvido,
y quemo mis huesos,
y me quemo de miedo.

Hace tiempo crucé el río,
que brota de mi pecho.

Me revoleo, soy abatido,
me fundo con el suelo,
inútil y desconocido.

No me quieren muerto
porque así no les sirvo
de adjunto del pañuelo
y ni la rama de un olivo
que intente alzar el vuelo
montada en un azul pico
puede calmar mi duelo.

La guerra me ha vencido
y me habitan mil infiernos.


P.D: La tontería de hoy.


"Pocos intentos, presencias mal repartidas, conservadurismo postizo y cara dadaísta. Para servirle."



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