jueves, 20 de enero de 2011

Menos mal que se han dado cuenta

La prensa, diría un idealista, es esclava de la verdad. Un mero objeto, un “medio” (nunca mejor dicho) para mostrar en su pura crudeza la realidad a la población. Al pueblo. La antorcha que porta la llama, puesta en la mano del hombre. La prensa debe servir para poner coto al poder político, denunciar las injusticias, controlar la corrupción. Vigilante, siempre vigilante. O al menos, eso diría un idealista.

George Orwell, citando por enésima vez a uno de mis ídolos, habla de esto durante prácticamente toda su obra, pero muy especialmente en su libro “Rebelión en la granja”. Concretamente en un magistral artículo que le sirve de prólogo, titulado “Libertad de prensa”. En él, critica muy duramente la hipocresía de los mass media británicos de la época, por auto-imponerse (y esto es lo que más le duele, no una censura impuesta desde fuera, sino voluntariamente, por agradar, para no molestar, no vayamos a quedar mal) una censura previa en todo lo referente a la Unión Soviética, a fin de no mosquearles justo en ese momento que acababan de aliarse con el Reino Unido para derrotar a Hitler.

Así, Orwell denostaba a esos editores y periodistas que de un día para otro se olvidaron de que Stalin no era más que otro dictador, a la larga tan cruel y sanguinario como Hitler. De un día para otro, desapareció de la mente de los informadores, y de la memoria de los informados, la situación que vivían en Rusia y el resto de Repúblicas de la unión: la fuerte censura, la manipulación propagandística, las persecuciones trotkistas, las purgas stalinistas, las corruptelas comunistas, el control del parlamento…

Me acordaba yo precisamente de ese artículo viendo ayer la televisión. Cuando comprobaba una vez más (confirmado por su repetición en el resto de cadenas y periódicos de cualquier signo político) como llamaban a Hu Jintao “el Presidente de China”. Es curioso, me dije a mí mismo, lo bien que le va a este hombre. Hace un año, para las mismas televisiones y periódicos, no era más que el Dictador de China, y ya le han ascendido a presidente. Y exactamente lo mismo, pero al revés (graciosa paradoja), ha ocurrido con cierto pollo llamado Ben Ali, ahora perro exdictador del pueblo tunecino, y hace un par de años, cuando yo visité Túnez, era el muy respetable Presidente de la República Tunecina y amigo de occidente. Por lo que pude yo informarme.

Y esto, una de dos: o se trata de una nueva actualización de nuestro poder mediático, tan propenso como es a la felación pública con bukake incluido y a cargar el testículo del lado que mejor le venga según sople el viento; o de una certera corrección a tiempo de una antigua información, qué duda cabe, mal documentada. Y me puedo imaginar yo al director de cualquier gran periódico (Dios me libre a mí de acusar a ninguno en Público, ya sea de El País, o de todo El Mundo, de no ser más de perrillos falderos y voceros del poder, a riesgo de faltarme La Razón al decirlo, pues eso esto estaría fuera del ABC más básico de toda ética) leyendo una noticia tranquilamente en su despacho, gritándole a los subordinados Menos mal que me he dado cuenta, chavales, que os habéis equivocado con lo del chino, que si no se nos cuela el gazapo. Y todo eso, mientras el becario no encuentra el momento de preguntarle si lo de Guantánamo y la pena de muerte se considera respetar los derechos humanos. Más que nada por no cagarla cuando haga el artículo de la comida del Nobel de la Paz y el Presidente chino. La que tuvieron entre ellos, digo. No la que le vamos a hacer todos.


sábado, 15 de enero de 2011

Lo que aún no ha preguntado nadie: una visión norteafricana y árabe de la Revolución Tunecina

Los ciudadanos del mundo árabe siguen con gran interés y entusiasmo los acontecimientos históricos de Túnez y se preguntan acerca del futuro de los regímenes de la región después del derrocamiento del presidente Zine el Abidine Ben Ali como consecuencia de la injusticia política y social que ha practicado durante más de dos décadas. Una revolución que viene a destacar el papel crucial de las nuevas tecnologías en mover a los pueblos, también pone en relevancia el papel repugnate de Occidente que brinda un apoyo incondicional para la continuidad de unas dictaduras medievales.

La revolución política que vive Túnez, demuestra que los mismos motivos que generaron el derrocamiento de este dictador que son: la falta de libertades, la injusticia social, los niveles insoportables de la corrupción y la militarización del país existen en el resto de los países del mundo árabe sobre todo en los siguientes países: Argelia, el país rico en gas y petróleo carece de infraestructuras y los hermanos del presidente, Abdel Aziz Bouteflika están inmersos en la corrupción. En Marruecos, el entorno del rey Mohamed VI se enriquece de una forma escandalosa, mientras que los hijos del coronel revolucionario Mouamar Gadafi se han convertido en príncipes que controlan el destino político y financiero de este país rico en petróleo. Por su parte, el presidente Hosni Mubarak está intentando convertir a su familia, que controla ya sectores importantes de la economía del país, en un nuevo miembro del club de la realeza en Oriente Medio. Mauritania es el único país que escapa de esta ola de corrupción gracias en parte a los golpes de estado en los últimos años que expulsaron otro dictador que se llama Muhauiya Ueld Taeh.

Sin embargo, a pesar de todo esto, Occidente no cesa de defender a estos regímenes. En el caso de Túnez, Occidente consideraba a Ben Ali hasta su derrocamiento "el alumno ejemplar", el propio presidente francés, Nicolás Sarkozy dijo en el 2008 que Túnez vive en una democracia. Durante todo el mes que duraron las protestas, los gobernantes de Occidente, excepto los EE.UU, mantuvieron un silencio sospechoso, incluso la jefa de la diplomacia francesa, Michèle Alliot-Marie se ofreció a asesor al régimen de cómo hay que acabar con las protestas y rechazando dar lecciones de democracia a otros países. Semejante postura pone de relieve el concepto selectivo de Occidente a la hora de exigir a algunos países la democratización y otros no.

La Unión Europea encabezada por Francia presiona los presidentes de Costa de Marfil, Sudan e Irán y por otra parte mantiene un silencio más que sospechoso acerca de los que está pasando en el mundo árabe y sobre todo en el Magreb. Si Occidente desempeñó un papel crucial en la democratización de los países de Europa Oriental, pues está haciendo lo contrario con los países árabes. No sólo apoya a los regímenes dictatoriales sino también les facilita el saqueo de la riqueza de los pueblos al permitirles la apertura de cuentas bancarias donde depositan lo robado y les autoriza la compra de inmuebles y acciones en grandes empresas europeas. Con este comportamiento, Occidente es cómplice por excelencia en estos crímenes. Otro regalo brindado a estas dictaduras, es que la UE y desde hace años ya no otorga el asilo político a los que escapan de estos sangrientos regímenes.

Peor aún, Occidente siempre dice que está luchando contra los movimientos islámicos radicales y terroristas, y las investigaciones sociológicas demuestran que, en gran parte, el fanatismo es el resultado directo de la injusticia social y la corrupción de estos regímenes dictatoriales. A pesar de todo esto, Occidente ignora esta realidad y estos hechos y se aliena con las dictaduras.

La revolución tunecina es muy reveladora de una nueva realidad política y social en el mundo árabe y sobre todo en el Magreb que viene para confirmar unos nuevos datos que escapaban a las dictaduras y a Occidente:

1-Las revueltas y los cambios políticos en el mundo árabe no dependen de los movimientos islámicos como suelen destacar múltiples estudios académicos sino en gran parte de la reacción de los pueblos al no poder soportar más la humillación, el saqueo, la marginación y el paro. En Túnez, el movimiento islámico prohibido Nahda (renacimiento) no tuvo ningún papel destacable en este cambio. En consecuencia, el derrocamiento de cualquier déspota árabe es muy posible.

2-El papel crucial de las nuevas tecnologías de comunicación de Internet y el teléfono móvil que han permitido sacar imágenes de la actuación brutal de las policías y también el papel de las televisiones por satélite como Aljazeera y Alhiwar además ediciones digitales de periódicos críticos como Alquds Árabe. Estas nuevas tecnologías facilitaron una coordinación perfecta entre los manifestantes de diferentes ciudades tunecinas y lo más importante informaron a la opinión pública internacional de lo que estaba sucediendo.

3-Este levantamiento confirma que la institución militar no está siempre dispuesta a enfrentarse al pueblo y defender a regímenes corruptos, porque los jefes militares están conscientes que la situación internacional ha cambiado con el surgimiento de la justicia internacional. El punto de inflexión de la revolución tunecina radica en el rechazo por parte del jefe de las fuerzas terrestres, el general Rahid Amar de abrir fuego contra los manifestantes. Esta misma institución militar que impide ahora en Egipto el nombramiento de Jamal Mubarak como sucesor de su padre Hosni Mubarak que lleva más de tres décadas en el poder y que su balance es peor que Ben Ali. E incluso Egipto puede vivir dentro de poco una situación semejante a la tunecina, por lo menos esto lo que ya destacan los analistas árabes en diferentes paginas web desde la noche del viernes.

4- El levantamiento de Túnez puede contagiar fácilmente a los países de la zona, Marruecos, Libia, Argelia y Egipto y otros como Jordania y Yemen. Los pueblos de estos países sufren de la corrupción, el paro y el saqueo sistemático de las riquezas por unos muy pocos cercanos al poder. La noche del viernes hubo manifestaciones en las capitales Rabat, El Cairo, Aman frente a las embajadas de Túnez saludando a la revolución. Centenares de blogs y páginas web árabes piden desde la noche del viernes una solución a la tunecina. Y de una forma sorprendente, Marruecos, Argelia, Mauritania, Libia, Yemen y Jordania han anunciando que no aumentarán los precios de los productos básicos como la leche, el pan y el aceite. Además Argelia anunció una indemnización a los parados universitarios.

5- Los hechos vienen a confirmar que Occidente al apoyar regímenes corruptos y dictatoriales, se ha convertido un en obstáculo para la democratización del mundo árabe y sobre todo Magreb. Occidente ya forma parte del problema.

El Houssine Majdoubi (corresponsal en españa de Al Qouds al arabi, periódico marroquí)

martes, 11 de enero de 2011

Cosas que pierden credibilidad cuando se dicen con una capucha blanca y una chapela puestas:

- Chupa, chupa, que yo te aviso
- No es por ti, es por mí
- Veinte centímetros
- Te lo juro mamá, ya había mirado ahí
- Ha empezado él
- Ttttttttuuuuu ssssssssseraasss (¡hic!) bbbi abbbigo bbbara sssssiemmbbreee... (¡hic!)
- ¿Acaso te he fallado yo alguna vez?
- Vaya un pedazo de trío que me monté ayer, chaval
- Por ser tú, te lo dejo en X
- Después lo hago
- Yo no he visto porno EN MI VIDA
- Declaramos un alto el fuego permanente, general y verificable internacionalmente

martes, 4 de enero de 2011

Del pueblo sabio

Cuenta una vieja historia, creo que india, que todas las mañanas a la misma hora las mujeres de un antiquísimo poblado solían reunirse para charlar, mientras lavaban la ropa en el río. Una mañana, una de las mujeres notó que una de sus amigas llevaba un anillo de plata en la mano, en el que nunca antes había reparado. Así que le preguntó por él. Sí, me lo ha regalado esta mañana mi esposo... contestó ruborizándose. Es que hoy hace cinco años que nos casamos.
Otra de las mujeres, que había escuchado la conversación, comentó a la que estaba a su lado, ¿has visto el pedazo de anillo de plata que lleva la mosquita muerta esta? Que a su vez, dijo la compañera más próxima, ¿De dónde habrá sacado un anillo de oro con lo joven que es? Sin duda será de su amante. No, no, contestó la otra, he oído que se lo regaló su marido. ¿Y cómo ha conseguido ese el dinero suficiente para comprar un anillo de oro y diamantes? De algún lado habrá lo robado, porque evidentemente no gana suficiente para eso.
Y de ese modo, a la última muchacha que acudió al río a lavar su ropa sucia aquella mañana, le llegó el rumor de que el marido de la tía aquella tenía una aventura sexual secreta con la princesa del pequeño reino, y que le había regalado un precioso anillo, que este a su vez entregó como muestra de amor a su esposa, para evitar así un incómodo ataque de cuernos y la jodienda del qué dirán de después.

Eres un gilipollas y un grandísimo hijo de puta, puedes darte por muerto... ¡A mí no me traiciona nadie! Le gritó la princesa al marido de la mujer que había recibido el humilde anillo de plata con lágrimas en los ojos. Pero... pero... balbuceó intentando defenderse el pobre hombre mientras dos forzudos soldados lo arastraban fuera de la habitación de la princesa. ¡Pero tú no lo entiendes! ¡Yo no he dicho nada! ¡No sé cómo ha pasado! ¡Lo juro! Y cuando ya estaba cruzando el umbral de la puerta, escuchó resignado la orden que a voz de grito recibió el capitán del regimiento. ¡Que le corten la cabeza!

Lo que todavía no alcanzo a entender, se decía la princesa a sí misma horas después, cuando hubo conseguido serenarse, es cómo sabe la gente lo de la pequeña miniatura con forma de elefante asiático que tengo alojada en el recto. Porque yo al imbécil este nunca le había dejado darme por culo.