jueves, 30 de diciembre de 2010

Un pequeño adelanto adaptado

Se define como antítesis a la oposición de dos ideas. Quede como ejemplo el que se da en las puertas de La Casa Blanca: altos mandatarios del gobierno a un lado de la verja y surtidos protestatarios de toda clase de ralea al otro. Ese lugar concreto del orbe es curioso por la forma natural con la que se compaginan el trasiego de corbatas y los gritos de pacifistas despojados, madres de soldados, personas en paro y ociosos varios que disfrutan del espectáculo.
Nuestro protagonista era uno de esos encorbatados que andan a un ritmo ridículamente rápido por las aceras. Todo pulcritud, todo eficiencia y eficacia, todo intachable. Uñas limpias, zapatos lustrados, folios importantes en un maletín caro y horas de trabajo por delante. Lo que se dice un triunfador del capitalismo, una de esas personas que han jugado a esta infernal máquina de la fiereza liberal y ha ganado la partida.
Aquella mañana nuestro hombre se chocó con su antítesis. A partir de ahora denominaremos a su antítesis como Ella. Por dar algunos datos de Ella, cabe destacar que era un alma libre, artista de corazón, entrópica como la misma muerte y explosiva como un grano de pimienta. Estaba llorando, buenísima, soltera y desnuda.
Al parecer, Ella había conocido a un hombre muy interesante la noche anterior. Compartían muchas opiniones, habían conectado muy bien. En resumidas cuentas, ambos creían en el amor y el sexo libre, por lo que decidieron romper las barreras del puritanismo americano yendo a follar sin tapujos (que es como se debe hacer, dicho sea de paso) enfrente del corazón de EEUU. Lo malo fue que aquel hombre encantador se fue de su lado en cuanto terminaron de follar la tercera o cuarta vez, el muy caradura.
Chocaron el encorbatado y su antítesis, decía hace un par de párrafos, o más bien Ella se abalanzó sobre él y entre sollozos le explicó por encima las razones por las que deberían estar follando. Él no estaba muy convencido, pero ella insistía una y otra vez con tanta vehemencia que pronto se empezó a formar un corrillo entorno a aquel señor tan grave e importante y la señorita desequilibrada y desnuda. Dos agentes se estaban acercando al tumulto con el fin de disolver la muchedumbre. Viéndolos ella le dijo en voz baja "Corre, desnúdate, no sea que se crean esos policías que no estamos follando".
Esa impertinencia era más de lo que podía tolerar. Tuvo que huir de allí. Ella tuvo que perseguirlo, claro. Por eso había un señor tan bien vestido correteando a una señorita desnuda en las puertas de La Casa Blanca.


P.D: Básicamente éste es el tono de mi nuevo proyecto.

"Cuando no se me ocurre una frase pienso en lo inmundo de vuestras existencias y me inspiro"

4 comentarios:

  1. Estoy deseando coger esa novela. Muy grande!!

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  2. pues yo estoy deseando cogerla a Ella :O

    CnC-6

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  3. Yo en realidad estoy deseando follarme a la novela y leerla a ella

    PD:Por cierto, ¿falta una palabra en la última frase o soy lerdo?

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  4. Nos gustaría seguir de cerca este proyecto porque tiene buena pinta!

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