lunes, 13 de septiembre de 2010

Diez capítulos para un cadáver (III)

La historia es sencilla y muy adecuada. El sujeto vuelve de pescar a su casa a medio día, pasa allí la tarde y a las nueve y media acude al bar de siempre. Permanece ahí hasta las doce y media. Habla con mucha gente. Parroquianos habituales. Nada llama la atención a nadie (visitar bareto del pueblo para descripción intensa del ambiente). A las doce y media, según los testigos, minuto arriba minuto abajo, abandona el bar. Nunca llega a su casa. El aviso del cuerpo tirado en la carretera llega a la Guardia Civil a las tres. Nosotros nos presentamos con el forense a las cuatro y media pasadas (ambiente: al final del levantamiento comienza a llover, ¿sustituir por tormenta? ¿Aguacero?). Según el forense, llevaba unas tres horas muerto. Sin duda por la puñalada. No señales de asfixia, no signos de lucha, forcejeo, ni más heridas. Sin apenas pruebas en el lugar en el que encontramos el cuerpo, muy poca sangre (ignorar cámaras de vigilancia de tráfico, no existen, sino no hay chicha). Ninguna huella. Sin casi ninguna prueba en la ropa del sujeto, alguna hebra de ropa negra. Poco valioso, inespecífico. Ninguna huella en el cuchillo (posibilidad de enlazar con aquel caso de la prostituta muerta en Algeciras de hace cuatro años. Cambiamos fechas, ponemos la puta hace dos meses).
El cuerpo del sujeto aparece en medio del carril derecho, junto a la linde arbolada, mucha vegetación, espesa. Aparece un rastro, pisadas en el suelo. No muy claras, no distinguimos calzado. Talla 44 aprox. Probablemente varón, complexión fuerte, grande. Se dirigen a la población de procedencia del sujeto. Desaparecen al cabo, presumiblemente las han borrado (en relato desaparecen muy cerca del pueblo, descripción, ambiente, luces de los faroles, calles desiertas). No se encuentras más huellas ni otros signos. Aparentemente, todas las encontradas pertenecen a la misma persona (¿modificar esto?). De momento los testigos no aportan información valiosa, ninguna sospecha. La familia aún no ha hablado. (¿Cambiar ubicación de la puta? ¿Poner en Barbate o cerca? ¿Vejer? Posibilidad de testigo común. AMPLIAR ESTO). Se deduce que el asesino fue ayudado en algún momento de la vuelta de algún modo, aunque aún no hay indicios reales (TENGO QUE ESPERAR A VER QUE NUEVA INFORMACIÓN APORTA EL CASO, ESTA PARTE AÚN MUY VERDE). (Introducir aquí a la heroína pechugona compañera del Detective Kasposky enfundada en ceñido chubasquero rojo pasión).

– ¡Antonio! ¿Vienes a la cama o qué?
– ¡Sí! ¡Ya voy cariño!
El subinspector Fernández cierra su viejo y ajado cuaderno de tapas de cuero negras, encapucha su pluma Montblanc, se quita sus grandes gafas redondas de montura fina, que dobla y deja sobre el cuaderno, y se encamina al sagrado lecho nupcial mientras se va desabrochando la camisa. Antes garabatea rápidamente en un post-it “RECORDAR PEDIR DE NUEVO MAÑANA LAS CINTAS EN TRÁFICO O EL JEFE ME MATA”, y lo deja sobre las llaves del coche. De repente se da la vuelta, como despistado, y vuelve deprisa a la mesa de su escritorio. Ah sí, lo olvidaba. Con la camisa ya casi desabrochada coge su zippo plateado, y se vuelve ir jugueteando con él entre las manos. Sonríe. Para el cigarrito de después.


2 comentarios:

  1. Obviando el hecho de que iba a publicar (no sé si esta palabra está bien usada en este ámbito) yo y que me cortes el rollo me da coraje, la verdad es que esta entrega me ha dejado frío.

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