martes, 5 de enero de 2010

La Morgue china

Hoy, a 2010, los Organismos Internacionales se multiplican. Las Comunidades Internaciones mantienen su vigor en pos de unos intereses definidos, aún cuando nacieron por meros motivos económicos, el avance legislativo y social durante el Siglo XX permitió el nacimiento de los Derechos Humanos en busca de una afectación global y mundial. Tratados con un principal objetivo, la salvaguardia de unos principios que Locke definió como fundamentales. Condenas inocuas para resultados axiomáticos, el poder de los países, el interés del poder.

El día 29 de Diciembre murió ejecutado en Xianjiang el ciudadano británico Akmal Shaikh, de 50 años, condenado a muerte en 2008, acusado de tráfico de drogas al hallársele en posesión de cuatro kilos de heroína. Akmal sufría un trastorno bipolar, sin embargo no se sostuvo esta circunstancia a la hora de penar la conducta del mismo, abogando la negación de dicho trastorno y rehusando el arrepentimiento de última hora, la única esperanza para las víctimas (que no los inocentes) de la rígida jurisprudencia china. Ni las súplicas ante la embajada china en Londres de familiares del condenado y solidarizados ni la restricciónes públicas promovidas por Gordon Brown, Primer Ministro inglés, por la cúpula de la Unión Europea y por Amnistía Internacion evitaron la ejecución de la pena capital ante el condenado.

En la época que se supone de “la libertad”, un concepto que debiera ser de tan absoluta ilicitud como la pena de muerte se acepta en importantes zonas del Globo, bien es cierto que el mundo camina hacia la abolición de la misma, sin embargo, no parece la velocidad más adecuada para terminar eliminándola. El grueso de las ejecuciones son llevadas a cabos por países asiáticos, China, Irán, Arabia Saudí y Pakistán, aún así EEUU se cuela en ese nexo común para convertirse en una de las cinco potencias que completan el 93% de las condenas de muerte de la población mundial, sólo Bielorrusia continúa con esta práctica en el continente europeo. Dato curioso al respecto es la estructura social de los países proejecutorios, que conllevan que a la mayor defensora de la vida como derecho fundamental, Amnistía Internacional, sea acusado de procomunista por cierto sector estadounidense y de procapitalista por la población china.

No es China, por lo tanto, la única responsable de la atrocidad ejecutoria. Sin embargo, es innegable no auparlos a un escalón superior. Un nivel donde se celebran juicios mecánicos que no son consecuentes a los estándares del derecho internacional, donde se niega la presunción de inocencia, donde la corrupción toma intereses políticos a la hora de condenar, donde la fiesta nacional es celebrada en los colegios llevando a los alumnos a presenciar ejecuciones en directo, donde el funcionario muere por robar, donde el turista muere por traficar, donde se llevan a cabo el 73% de las condenas mundiales.

Un país asesino, donde la ley no existe, o al menos, donde la la ley no es justa a ciencia cierta.

4 comentarios:

  1. Buen e interesante texto. La Justicia es paradójica en todas partes, pero como apuntas hay países en los que es menos justa que en otros.

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  2. Buen texto curro, el caso del britanico que comentas lo seguí por AI pero contra la gran china es dificil luchar aunque tengo que decir que si ha habido casos en los que en este país se ha conseguido por presión tanto política como pública que no se condenara a muerte a algunas personas.

    PD: Con lo que tu eras, bolchevique!

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  3. Los chinos no saben ya lo que hacer para aligerar un poco de gente aquello.

    P.D: En serio, mola el texto, Curro.

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  4. Me parecen especialmente preocupantes los casos de EEUU, Bielorrusia y China.

    Muy buena la conclusión del texto Currele: Un país donde la ley no existe, o al menos, donde la ley no es justa a ciencia cierta.

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