martes, 31 de marzo de 2009

Gorges

Lo siento, vosotros lo habéis querido. Era inevitable después de Borges y Forges:





"Desvirtuar lo divino es algo tan humano como inventarlo"

lunes, 30 de marzo de 2009

Forges

Seguimos con nuestro ciclo de artistas y maestros. Pero en esto de la vida, hay máspalos desde los que enseñar que aire. Así que hoy, toca viñeta. De la mano del genial Antonio Fraguas, Forges:



sábado, 28 de marzo de 2009

Jorge Luis Borges

Documentos de este tipo tienen un valor elevadísimo, a pocos genios de la historia podemos tener la suerte de escuchar, y sin duda alguna este tipo es uno de ellos.
Bendita sea su saber y su humildad.



P.S: Un resumen de la amplia entrevista que puede ser vista también en youtube en su totalidad, para no pecar de repetitivo en el futuro informar que también están a vuestra disposición del mismo programa encuentros con Salvador Dalí, Julio Cortázar, Octavio Paz, Camilo José Cela y un amplio abanico de autores y artistas.

jueves, 26 de marzo de 2009

Perfil: George Orwell

No hay nada mejor para intentar escapar de un periodo de sequía y tedio creativo que una pequeña distracción personal puesta al servicio del público. Como últimamente, afortunadamente y gracias a Dios, anda el mundo poco preocupado en guerras que poder informar (pese al dantesco caso que se perpetra en Guinea del Norte y otros lugares de África, a desarrollar más adelante), me centraré en otra de mis grandes fuentes, que son los libros y aquellos que nos los brindan. Ateniéndome a esto, veo que hay dos autores principales en mi vida, a los que admiro y que me han influido muchísimo en mi vida en los vírgenes papeles en blanco que con mis líneas estropeo: Arturo Pérez-Reverte, desde mi adolescencia; y ya de adulto, George Orwell. Curiosamente, ambos exreporteros de guerra, grandes articulistas y novelistas de marcado corte bélico y político.


Afortunadamente para mí, el primero aún está vivito y coleando y parece que le queda cuerda para rato, así que centrémonos en la figura del segundo. La vida y obra del inglés está repleta de pequeños y curiosos episodios que poco a poco, movido por la curiosidad hacia la persona que había tras dos grandes obras maestras como son “Rebelión en la Granja” y “1984”, he ido descubriendo. Aviso. Puede que este pequeño reportaje que presento no interese a muchos y aburra al personal ajeno a su obra, así que pido perdón por adelantado y animo a saltar al siguiente. No obstante, creo que al menos 5 de los 8 lectores de PATOCIENCIA sabrán agradecérmelo.


En primer lugar, tracemos una breve línea bio-bibliográfica sobre la que ubicar las anécdotas. Eric Arthur Blair nació en la India, colonia británica, en 1903, hijo de padres británicos. Pese a pertenecer a la clase media, gracias a su talento e inteligencia consigue ingresar en prestigiosas escuelas y universidades (como Eton). Se hace periodista y comienza a escribir muy temprano, y ya en 1930 publica sus primeras obras, de corte social e idealista. Incluso se dedica a vivir en suburbios y barrios marginales para conocer más a fondo esa realidad y se va a vivir a París un tiempo sin dinero para sobrevivir solo. “Sin blanca en París y Londres” es la obra producto de esta locura. Pasa a ser corresponsal de guerra y se dedica a cubrir y analizar algunos conflictos de la época, y poco a poco va ganando una pequeña y relativa fama en su mundillo. En 1936 viaja a España para combatir el fascismo y defender a la República, teniendo que huir en 1937 al ser perseguido por los comunistas de su propio bando, que lo acusaban de haber pertenecido a una organización trotskista. Vivió la manipulación que se daba tanto dentro como fuera de España al desarrollo de la guerra, y particularmente a los sucesos acaecidos en la “semana trágica” de Barcelona, en la que los stalinistas iniciaron la persecución española de trotskista, apoyados por un gobierno en deuda con la URSS. Lo visto aquí lo marca profundamente, y esto, junto a su alcanzada madurez y su talento natural, germina en las dos grandes obras arriba mencionadas. Además, alcanza ya una fama real y relevante y llega a ser articulista de una importante revista de la época, el “Observer”, sin abandonar su vocación de reportero de guerra, cubriendo así diferentes frentes de la Segunda Guerra Mundial. Continúo así hasta morir de tuberculosis en 1950, a los 47 años.


Precisamente, la primera de las anécdotas que vamos a comentar está relacionada con uno de estos libros: “Rebelión en la granja”. Todos los que la hemos leído pudimos disfrutar también de su prólogo, un artículo de Orwell añadido en ediciones posteriores a su muerte titulado “Libertad de prensa” en el que hace una defensa de la libertad de expresión y critica tanto la autocensura complaciente a la que se someten escritores y editores, como la manipulación informativa que esto conlleva. En el artículo, nos cuenta como el libro fue rechazado por diversos editores hasta encontrar uno con suficientes agallas como para publicarlo. Unos lo rechazaban por ser “demasiado crítico con el comunismo” (la URSS era aliada de UK en la guerra y no querían molestarlos) y otros, más conservadores, por ser “demasiado complaciente con el comunismo”. Tal cual. Cuando por fin encontró un editor dispuesto a sacar el libro, Jonathan Cape, este se echó atrás en el último momento. Cape tenía un amigo trabajando en un alto cargo del Ministerio de Información que le desaconsejo que apoyara el libro, ya que la fábula era un espejo demasiado claro de la evolución de la Unión Soviética, aliada fundamental británica entonces. Tras esta charla, Cape escribió una carta a Orwell diciéndole “No hay duda de que la elección de los cerdos como la casta dominante molestará a muchos, y particularmente a cualquiera que sea un poco susceptible, como sin duda son los rusos”. Todo esto podemos leerlo en el prologo de la mano del propio Orwell. Lo que este no cuenta es que al recibir la carta de Cape, escribió simplemente en su margen “tus cojones”. Además, si indagamos en la Historia descubrimos, para regocijo de los que en su día leímos el prólogo, que este amigo de Cape que trabajaba en el Ministerio, Meter Smollet, fue posteriormente desenmascarado y procesado como espía soviético.


Meses después, en 1945, siendo ya escritor famoso y reconocido, marchó a Francia a cubrir el avance aliado hasta Alemania. Allí en París descubrió que en su mismo hotel se hospedaba otro gran escritor al que él admiraba bastante: Ernest Hemingway. (Genio y maestro de la literatura universal, premio Nóbel en 1954). Emocionado, subió a presentarse a su habitación como Eric Blair, pero Hemingway no le reconoció, pensó que nunca había oído hablar de él y pensando que se trataba de un corresponsal británico más le espetó algo arisco “¿Qué demonios quiere usted?”. Entonces el primero contestó “Soy George Orwell”. Al oír aquello, a Hemingway se le iluminó el rostro, disculpó azorado y le invitó a pasar. Sacó una botella de whisky escocés de debajo de la cama y le invitó a tomar una copa con él. “Por qué demonios no dijo eso antes? No se quede ahí, entre, póngase uno doble”. Y quedaron largo rato charlando. Esto es lo que nos cuenta un complaciente Orwell de aquella cita. Sin embargo, Hemingay da una versión un poco más larga años más tarde y cuenta que Orwell llegó con aspecto nervioso y preocupado, y más tarde le confesó que tenía miedo porque temía que los agentes estalinistas lo estuviesen buscando entre la confusión de un París recién liberado. Hemingay le prestó un Colt del calibre 32 para que se defendiese si se daba el caso.


Con el tiempo, como ya hemos dicho, Orwell se convirtió en un prestigioso escritor y periodista, especializado en el análisis político y literario, publicando tanto artículos como reseñas literarias en su revista. Era un crítico mordaz, despreciaba la demagogia y la manipulación por encima de todo y como el mismo confiesa, cada línea que escribió desde su llegada de España en una línea en contra del totalitarismo y a favor del socialismo democrático. Fue uno de los primeros revolucionaros en posicionarse en contra del Imperialismo Británico y su colonialismo, defendiendo por ejemplo la independencia de la India. Lideró junto a su amigo, David Astor, editor de la revista, un profundo cambio político e ideológico dentro de la misma, esclerotizada en los arcaicos valores de su editor anterior. Pero además, como escritor, desarrolló una cruzada particular en contra del desprestigio de su lengua, a la que tanto amaba (y será casualidad lo de Pérez- Reverte, oigan). Criticaba la ligereza con la que se le maltrataba y reducía su idioma. En 1946 publica un ensayo titulado “La política y la lengua inglesa” en el que se lamenta del patético estado del periodismo contemporáneo (y ya hace más de 60 años de aquello) en el que ofrece valiosos consejos para futuros escritores. Estos consejos aún se citan en los manuales de estilo del “Observer”, ya que su crítica del lenguaje descuidado continúa tomándose muy en serio. En Inglaterra, claro. “Un hombre puede darse a la bebida porque se siente un fracasado y después, fracasar aún más estrepitosamente a consecuencia de que bebe; eso es bastante parecido a lo que sucede con la lengua inglesa. La lengua inglesa ha llegado a ser fea e imprecisa porque nuestros pensamientos son estúpidos”.


Como ya hemos mencionado, una de las experiencias que marcó más determinantemente a Eric Blair fue su experiencia en España y su lucha en nuestra Guerra Civil. Cuando llegó a España se alistó en las milicias del POUM, más por motivos geográficos que ideológicos, y sin llegar de alistarse al partido. Manifestaba públicamente que no creía en el comunismo ni compartía sus ideales, pero de todas las opciones posibles para combatir, aquella fue la que más simpatía le despertó. Vino atraído por el ideal romántico de luchar por la democracia y la libertad en contra del fascismo y de la opresión de un pueblo, sin olvidar que aquellos que se empuñaban los fusiles enemigos, lo hacían sin duda para defender otro ideal que ellos, en su error, considerarían correcto. De hecho, fue uno de los autores en acuñar que la Guerra Civil española fue “la última guerra de románticos”. Esta experiencia la recoge en “Homenaje a Cataluña”, y en ella, como digo, muestra siempre un profundo respeto por los soldados enemigos. Aún sabiendo que su objetivo es “matar fascistas”. Puede que además del espíritu idealista le impulsara el amor y curiosidad por nuestro país que siempre manifestó. Incluso llega a dejar escrito que lamentó enormemente haber podido ver sólo el noreste del país y no haber podido volver nunca a causa de la victoria de Franco. Además de su amor a nuestro país nos muestra también gran respeto y admiración por los españoles, a los que califica, entre otras virtudes, de “tremendamente generosos, no sólo en el plano material, sino en todos los aspectos”. “Si a un español oculto en su puesto le pasa un tiro realizado a doscientos metros a un palmo de su cara, en cuanto consiga ponerse a salvo en su trinchera exclamará “ese fascista hijo de puta es un magnífico tirador”, mientras que un inglés se cortaría la mano antes de hacer semejante concesión”.


Una vez, en uno de sus artículos, escribió, “Si uno mira dentro de si mismo, ¿quién es, Don Quijote o Sancho Panza? Casi con toda seguridad, uno es ambos”. Esa delgada línea entre el idealismo y el cinismo es uno de los valores más representativos de este escritor del que tanto he aprendido y al que tanto admiro. Valgan las torpes líneas que yo pueda dedicarle como mi pequeño homenaje personal a este maestro: Eric Arthur Blair, George Orwell.


PD: Con mucho cariño, y especialmente, a mi amigo Alberto "Koala", junto a un fuerte abrazo. A ver si consigo arrancarte una sonrisa, hijoputa.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Tu puta madre

Amo el Carnaval de Cádiz y soy fiel seguidor de Antonio Martínez Ares. Me encanta el legado de grandes comparsas que dejó. Así que lo homenajeo como buenamente me permiten mis limitaciones y mi torpeza:



Ha dicho el Santo Padre que el condón no es efectivo
y es curioso que lo diga rodeado de negritos
Rodeado de gente que se muere sin remedio
que beben agua sucia y dormitan en el suelo
que viven del aire y olvidaron el miedo
Respóndame, padre
¿Por qué se afana su Iglesia en predicarnos siempre la muerte?
¿Por qué le niega el cielo al que previene una ETS?
¿A quién señala usted como impuro?
¡Qué fácil es!
qué fácil es dejar que se pudra gente
si el olor no le llega a usted
Si usted es Dios aquí en la Tierra,
¿porqué basa su voz en el odio?
¿usted que sabe de la guerra?
¿qué sabe usted del demonio?
Déjese de tanta historia de prejuicios y tabúes
Respeto al que crea en un mundo
más allá de lo terreno
respeto sus ilusiones
pero a usted no lo respeto
Usted, es el infierno


Se ve que todos son los mismos perros, hijos de las mismas perras y con el mismo collar.
La historia se repite y la cabeza visible de la Sacra Iglesia Cristiana Católica vuelve a meter la pata. Vuelve a hablar de temas morales con su mente abierta y sus ganas de trabajar siempre en favor de la humanidad y no de sus propios y mezquinos intereses (que de verdad no los entiendo).
Millones de muertes se podrían solucionar con el puñetero preservativo y el lumbrera usa su palabra, con todo lo que ello significa, para evitar que esas muertes se eviten, valga la redundancia y la infinita maldad.
Es un contraste que se envuelva en ese traje blanco teniendo un interior tan oscuro.
Por favor, preocúpese del oro y las obras de arte, límpele el polvo todos los días a la tumba de sus predecesores y deje de adoctrinar con banderas de muerte, maldito insensato.


"Si somos lo que comemos, tú eres la polla."


martes, 24 de marzo de 2009

Banalidad VS Experiencia

Fue un encuentro curioso, casual, de los que uno puede ser capaz de notar que existe una clara diferencia entre los caracteres de ambos y en la consecutiva emoción al toparse con el alterno. Yo no lo sabía, aunque algo podía denotarse, eran compatriotas. Lo que antaño fue una gran patria unía a estas dos individuas, sin embargo las perspectivas de ambas al respecto parecían ser totalmente antagónicas.

Una de ellas parecía ser algo más viva, dominaba el castellano con algo más de fluidez que su compañera pero se expresaba con un nerviosismo algo característico, bien por ser una característica anexa a su persona o bien por la emoción de encontrarse a una compatriota con la que poder compartir, aunque sólo fuese por ínfimos diez minutos, su interesante experiencia. Supongo que debe ser algo especial ese patriótico encuentro, motivador personalmente, una válvula de escape para aquellos que tienen la imperiosa necesidad de seguir cohesionado a su entorno.

Y era totalmente lógico. Le preguntaban a Punset qué era lo más inteligente que se podía hacer en esta vida, y no meditaba éste la respuesta (raro en un alma tan inquieta). Compartir la alegría con los demás decía. He aquí la imperiosa necesidad de alternar sucesivamente la solitaria reflexión con el conocimiento participativo, lo supremo de la exposición y la opinión ajena, solos no somos nadie.

Pero yo que me declaro fiel seguidor de audiciones de extrañas (pueden llamarme cotilla si lo prefieren), y que en consecuencia me erigía como espectador de primera línea de tan curioso encuentro denotaba que la última en llegar no parecía demasiado interesada en su nueva compañera de trayecto. Desenfundó rápidamente su catálogo categoría primavera-verano estilo chill-out proveniente de las pieles sintéticas exportadas del ñu oriental extinto ceilanés. Enseguida se escondió en su preciado tesoro como alejándose sucintamente de la presencia de su soñadora amiga, sin embargo parecía que ésta última no era capaz de ver tal evasión, o quizá no quería. Hablaba con pasión de las diferencias étnicas existentes entre su raza y la nuestra, con respeto y tolerancia, y con deseos de seguir en contacto con su país por diversas vías, aludía concretamente a lo raro que le resultaba no haber visto a ninguna persona rubia y diferente que se sentía por lo mismo, pero su “amiga” dedicaba peyorativos asensos, duros asentimientos que alejaban la temática de golpe y cortaban secamente tan curiosa conversación, y no podía evitar molestarme.

Aún así seguía insistiendo nuestra persistente amiga, no le hacían mucha falta que le respondiera extensamente aunque se veía que iba reduciendo progresivamente su optimista énfasis. “Cada vez que veo los campos verdes recuerdo mi pequeño pueblo”. No podía entender como comentarios así no podía interesar nada, lamenté no ser yo su conocido, para poder preguntarle por su remoto país, para mostrarle que no todos preferimos tales bagatelas a escuchar curiosos relatos y que puede que la curiosidad no esté tan extinguida como el ñu ceilanés del catálogo de su amiga.

domingo, 22 de marzo de 2009

Donde habita el espesor

Y yo que noto a alguno de mis compañeros Patitofeonosequé poco inspirados. Vamos, que los noto que no escriben. Y encima noto que las musas de la inpiración (distintas a las de la mayonesa) se me han emancipado. Y claro, no había mucho más que hacer, sino un soneto:


Se recuerda un grito en la soledad
que retumbó y chocó violéntamente
contra la nada y la oscuridad
contra el vacío más permanente

Se recuerda un verso que atronó
donde nadie podía saber de él
palabras escritas sobre el Sol
una pluma sin tinta ni papel

En el sacro limbo de las ideas
donde va todo el numen que no nace
dioses se burlan de las musas feas

Cuadros sin lienzo flotan en el aire
y el grito de un soneto que condena
a los rapsodas que no lo rescaten


Mi madre no sufrió nada en el parto, comparado con lo que sufrió cuando empecé a hablar.
Desde entonces está pagando a un equipo de médicos para que vuelvan a ingertarme en su vientre. Los médicos opinan que es físicamente imposible.


jueves, 19 de marzo de 2009

Más vale solo que ciento volando

Conocía este defecto desde hacía mucho tiempo, su experiencia personal se suponía que debía haberle sanado de ella, sólo por necesidad, sólo por actitud. Debería haber superado su miedo, él siempre negaba tal hecho ante la suposiciones ajenas. El porqué era sencillo, le avergonzaba reconocer tal anomalía, en cierto modo nuestro protagonista sabía que en condiciones normales no tendría que tener tales dificultades, se autoconvencía antes de cada pequeño asalto, se sentía extrañamente ridículo cuando pensaba la facilidad de lo propuesto. Pero aumentaba proporcionalmente el miedo conforme se acercaba a su objetivo, y terminaba cayendo derrotado una vez tras otra.

Sí, era tímido, costábale reconocerlo o, mejor dicho, no lo hacía. Los que no ahondaban en su persona profundamente nunca hubiesen afirmado tal cosa, nunca hubieran imaginado lo complicado que le resultaba el más simple de los acercamientos, la más inerte de las conversaciones. Si de algo carecía (en realidad sus carencias era un número mucho más alto) era de no saber, como decía Horacio Oliveira en Rayuela, hablar de nada. Podía comunicarse, era un hombre que conocía, tenía en la mente miles de temáticas y le interesaba todas las materias habidas y por haber, era capaz de aguantar una conversación sobre prácticamente cualquier asunto, y cuando no podía sostenerla propiamente era de aquellas personas que disfrutaban aprendiendo y oyendo, nunca se le había dado mal ser un fiel confesor, acaparaba problemas ajenos con profesionales asensos y el comunicador se sentía cómodo ante su presencia, pero ésto únicamente ocurría cuando la confianza se erigía como nexo entre ambos. Si nuestro amigo se encontraba con cualquier persona que anduviese fuera de su limitado globo de unión se quedaba como perplejo, como nervioso ante su compañero. Puede que en días de especial inspiración aguantase estoicamente cinco minutos de comunicación, pero todo era tan forzado que le resultaba nauseabundo, no era posible normalizar esa situación si los dos protagonistas deseaban que todo esto se acabase lo antes posible.

Y por eso a veces le tachaban de solitario, de extraño ser alérgico a las relaciones espontáneas. Nadie entendía que esta aserción no era cierta, pero que tampoco llegaba a ser errónea. Andaba taciturnamente de regreso a casa, paseaba con famélico ritmo durante esos cinco minutos preludio del inicio de cada matutina clase. Y lo cierto es que no quería que le molestasen, se aunaba en estas ocasiones el miedo ya citado, el no poder hablar de nada, con la radical ruptura de esos lacónicos momentos que gustaba paladear en soledad. Nunca alargaba el paseo más allá de su destino, sin embargo caminaba con una flemática cadencia, alargando esos instantes para no poder sentirse culpable por ser como era. Un tipo raro.


PS:Agradezco a Antonio la ayuda con mi mayor dificultad, los títulos. Mientras sea posible intentaré no acudir a "Texto Curro nºx".

miércoles, 18 de marzo de 2009

Y en fin

Y en fin, no habrá más
esto es la pataleta
de un joven jubilado
del servicio regular
de los juegos de manos
Y en fin, viene repleta
de las cartas al director
que no se publicarán
del llanto del actor
de los juegos de pecar
Y en fin, trae guardada
la paz en una carpeta
del estómago relleno
de quietud alocada
de jugar a ser bueno
de no jugar a nada

Y en fin, esas noticias
en la rodilla de Messi
anuncian una mejoría
menos besos que palizas
menos risas cada día
Y en fin, es la sinopsis
las rapsodias cotidianas
los bohemios ideales
cambian todas las mañanas
y te regalan dos vales
Y en fin, nuestras vidas
se nos rebela la crisis
con excesos de mentiras
y un déficit de gloria
se saben más cuernos que liras
más de pena que de historia

"Justo cuando creas que las cosas en tu vida van bien, sonará el despertador."

lunes, 16 de marzo de 2009

The Wrestler

Relato de un perdedor que en alguna ocasión pudo haber ganado. Disyuntivas azarosas, retornar al dulce fracaso o mantenerte en la triste línea de la vida. Poder seguir soñando tristemente que alguna vez fuiste alguien que pudo ser admirado, o no ser más que uno más de los abominables soldados de la vida. Cambiar sin modificar tus sensaciones o mutar en plenitud, pero involucionando, siendo todo aquello que nunca quisiste ser, sin importar cuales sean las circunstancias, huyendo hacia la cordura pasando por la estación del hastío y la sinrazón. Abrazar esas laceradas heridas de guerras, no tanto ya sus cortes, no tanto sus múltiples golpes, más bien sus sempiternas marcas en el alma, donde la cicatriz puede ser más larga que el perímetro de su figura. Seguía martilleando su cuerpo, a ritmo de Guns and Roses, deshojando sus melancólicas penas en un sensual baile, la primera psicóloga stripper, no todo es lo que parece.

Y como tantos otros, ha de errar para afinar con posterioridad. Captará tan rectilíneo camino, pero hay veces que para llegar es más fácil la senda curvada. Afortunadamente podrá volver atrás en sus pasos, tomará el camino que si antes fue un dulce fracaso, ahora será un triunfo donde éste no se verá acompañado por ningún adjetivo. Será ahí donde volverá a sentirse él mismo, a veces abandonar determinadas funciones típicas para retomarlas no hacen más que fortificar la muralla, dar la última puntalada.

Por eso The Wrestler no es más que la crónica de uno de nosotros, la historia de un luchador que combatió eternamente.

Magnífica por ser el cómo llevar una línea narrativa sin titubeos, y si uno acaba escuchando tras el plano final a Bruce Springteen termina adorando esta humilde y sorprendente producción.

Larga vida a Randy “Ram”.

viernes, 13 de marzo de 2009

Felicidad

Érase un hombre con un trabajo fijo y expectativas de ascenso.
Tenía una unifamiliar y su unifamiliar tenía una piscina. A su vez, la piscina tenía demasiado cloro.
Sus dos hijos iban a un colegio privado y católico. Cuando él salía cada mañana de casa, ellos lo esperaban con el uniforme y le daban un beso de despedida.
Su mujer se había operado las tetas. Y los labios. Ahora era una mujer totalmente distinta a aquella que lo enamoró con su aparato dental y su mirada cándida. Ahora era netamente mejor. Fríamente mejor. Objetivamente mejor. Una maravilla, obviamente.
Se levantaba a las 6:30, orinaba hasta las 6:31, se lavaba la cara y tomaba un opíparo desayuno a las 6:32. A las 6:50 salía a correr 20 minutos. A las 7:30 estaba hecho un pincel con su gomina y su traje caro. Oliendo a limpio y a caro. A muy caro.
Tras una amena charla con su prole, se montaba en su lujoso coche alemán a las 7:35 y se dirigía a su puesto de trabajo. Llevaba 15 años llegando a las 7:55.
Tenía muchos subordinados chupándole el trasero y pocos superiores a los que hacerles respetuosos y críticos besos negros.
Viajes por el mundo, comida sofisticada, tecnología, comodidad. Era tan enormemente feliz que ni si quiera tenía razones para seguir escribiendo.
¿Qué más se puede pedir?, ¿acaso no es ese el sueño de todo hombre cuerdo?




P.D: Sin que sirva de precedente voy a poner una canción muy buena (que no es mía :-D) y ración doble de frase.

"La felicidad es inevitablemente un claro ejemplo de enajenación mental."
"Quizás es más feliz el ignorante, pero no sabe porqué."


jueves, 12 de marzo de 2009

Movimiento Brownoideo

Y lo dijo Cortázar, no sé si en un halo de inspiración propia o en acumulación de ideas ajenas. Al fin y al cabo siempre se ha dicho que no existen las ideas originales, que el mérito consta más bien en el rejuvenecimiento de las mismas.

Y lo dijo en Rayuela, donde él pretendía acumular toda su experiencia.

Pero donde parecía que aludía a cualquier hecho narrativo exclusivo de la novela, aparecía en ella una idea más trascendental de lo aparente.

Y dijo que existían los movimientos brownoideos, que no eran más que la definición de las líneas de nuestros movimientos esparcidas por el espacio, formando en todos sus vaivenes una figura, un dibujo que puede que él dijese que era algo inexistente, pero que en el fondo pretende descifrarnos que todos tenemos nuestro sino, y que todo es geometría. Que formamos poco a poco, momento a momento, centímetro a centímetro nuestro futuro, nuestro perfil personal.

Pues sí que va a ser todo relativo.


“...y poquito a poco, Maga, vamos componiendo una figura absurda, dibujamos con nuestros movimientos una figura idéntica a la que dibujan las moscas cuando vuelan en una pieza, de aquí para allá, bruscamente dan media vuelta, de allá para aquí, eso es lo que se llama movimiento brownoideo, ¿ahora entendés?, un ángulo recto, una línea que sube, de aquí para allá, del fondo al frente, hacia arriba, hacia abajo, espasmódicamente, frenando en seco y arrancando en el mismo instante en otra dirección, y todo eso va tejiendo un dibujo, una figura, algo inexistente como vos y como yo, como los dos puntos perdidos en París que van de aquí para allá, de allá para aquí, haciendo su dibujo, danzando para nadie, ni siquiera para ellos mismos, una interminable figura sin sentido”.


Kevin Smith y Superman Returns

Últimamente hemos monopolizado mucho Patociencia con nuestros escritos, paranoias y pataleos, dejando un poco de lado el resto de estúpideces para las que concebimos este blog (y que todo buen blog ha de tener), como el cachondeo puro y sano, o las mismas letras de verdad. Así que hoy vamos a reirnos un rato, y para eso os traigo uno de los vídeos más graciosos que he encontrado por internet.

Para que os ubiquéis, se trata de un vídeo de Kevin Smith. Este pollo es un director de cine "independiente", padre de obras como “Clerks”, “Mallrats” o “Dogma”. Por lo visto este pollo estuvo a punto de formar parte del proyecto "Superman Returns", pero se retiró a última hora. Este vídeo se trata de una conferencia dada por este caballero en una universidad, en la que un chaval le pregunta si esa decisión de abandonar el proyecto fue suya o de Tim Burton. Entonces, surgió la magia.

El vídeo es MUY LARGO, dura unos 20 minutos, así que es poco probable que os lo traguéis entero. Yo os recomiendo que si no tenéis mucho tiempo libre, lo veaís en dos partes. Pero que esto no os eche atrás. Es más, os propongo un reto... Intentad verlo cuatro minutos y dejarlo sin terminar... ¡¡Disfrutadlo!!

miércoles, 11 de marzo de 2009

No estoy conforme con tu puto inconformismo de mierda

Pues yo no tenía pensado quejarme abiertamente. Para nada. Pero bueno, como solamente escribo paranoias y eso no tiene valor en Ansarlogía, pues hago como hace tooooooodo el mundo y me pongo el traje de contestatario (o más bien, protestatario).
Me sumo yo también (uno más) al despunte, a la transgresión, a la distinción.
O sea, que me salgo de la norma general para meterme en otra normal general. En otro rebaño de borregos, pero iluminados. Mesías del apocalipsis, críticos omniscientes, pero que peinan la misma lana que el borrego que lo escucha atento. Me convierto en un borrego anti-borregos.
Me sumo para criticar la postura forzada del adalid de la justicia, del muchacho intenso que busca la malicia donde no se la necesita. El maldito gilipollas que se levanta leyendo el diario y te informa en el autobús de las nuevas desgracias que nos puede deparar el nuevo día en nuestros quehaceres.
Cualquier pasillo es campo de batalla para el que acecha agazapado tras su propia auto-suficiencia.
Colmillos afilados, esperando a que el viento traiga alguna mínima partícula que manche su fina piel para poder sacar de las entrañas lo que ni Pandora podría haber sacado de su mesita de noche.
Parece que te estoy viendo, buscándole los tres pies a la oruga, mirando la wikipedia para poder hablar con conocimiento de causa (con el artificial conocimiento de causa que te acaba de regalar otro), cambiando sinónimos rimbombantes para que suene a más rotundo, a más verdad.
Y venga subordinadas, y venga critiqueo.
Pues me cago en tu inconformismo. Me cago en tu maldita intransigencia. Me cago en tu amplio y farragoso abanico de verdades absolutas. Me cago en tu exaltación y en lo poco que concuerdan esos altibajos en tu sensibilidad. Me cago, de nuevo, en tu inconformismo porque de inconformistas de postín (homenaje) está lleno el programa de Ana Rosa Quintana y no El Semanal.
Me cago en el maldito imbécil que piensa en política mientras unta mantequilla, en el hippie que viste marcas, en el rico concienciado y en el ser omnipotente de la cola del paro.
En resumen: pues eso.

P.D: Muajajajaja.

"La conciencia es esa voz interior que te dice en cada momento lo que debes hacer. La que te dice que quemes tu casa no, la otra voz interior."

domingo, 8 de marzo de 2009

Dos de enero

Los dos jóvenes se acomodaban en el sofá, sentado él, recostado sobre su pecho ella, frente a la chimenea. De fondo sonaba un disco de Simon and Garfunkel mientras descansaban y bebían una botella de Lambrusco comprada para la ocasión. Habían ido a la casa que él tenía en la sierra por la tarde para celebrar aquel día, y nada más llegar encendieron la chimenea para combatir el frío que inundaba la instancia, cerrando puertas y ventanas para que no se escapara nada de calor. La pasión los desbordó aquel día también, y celebraron los tres años que llevaban juntos con los mismos besos y caricias que regaban el resto de sus días, aunque quizá con un poco más de emoción y de cariño. Hicieron el amor sobre el mismo sofá, delicadamente, tranquilos, rozando suavemente sus cuerpos y acariciándose con ternura. Después se abrazaron , ya vestidos, acaramelados, con la sensación de que podrían permanecer así sentados, horas, días, incluso años… toda la vida. Gotas de sudor aún perlaban la frente de la muchacha, que respiraba profundamente sobre el pecho de su novio. “Me encanta como hueles”, le decía ella como una tonta acurrucándose entre sus brazos, “te amo”. Él la acariciaba y le mesaba el pelo mientras se perdía encandilado en sus ojos negros, profundos como la noche, que ahora parpadeaban pesadamente, y rozaba con las puntas de los dedos sus hermosos labios. Bebió un sorbo más de su copa, disfrutando intensamente el momento. El vino, la música, el calor, el olor de la muchacha… “Te amo”, dijo él por fin, suave y profundamente, escapándosele en un suspiro. Y la niña, con los ojos cerrados, esbozó una sonrisa. Volvió a regodearse en el ambiente, cansado y soñoliento, disfrutando de otro sorbo de vino, del mismo olor femenino, de las notas que envolvían el ambiente... “Ojalá este instante fuese eterno”, pensó en decirle. Pero no lo hizo, porque cuando despegó sus labios para hablar vio que ella se había dormido. No quiso despertarla para aquella tontería, así que la abrazó muy fuerte, volvió a aspirar la fragancia de su piel morena y apoyó su cabeza sobre la de ella, respirando pesadamente, deslizando un “te amo” oculto en un susurro sobre el oído de la dormida muchacha. Y así, mientras sonaban los últimos acordes de “The sound of silence”, y con regusto a vino en el paladar, se quedó dormido también, sobre ella.

A la mañana siguiente, los principales periódicos del país y todos los de la región dedicaban líneas similares al mismo suceso. En alguna parte, una madre lloraba desconsolada abrazada a un padre muerto en vida, mientras otro padre daba puñetazos descargando si ira, su rabia y sus lágrimas contra el suelo. El diario local recogía las declaraciones de la policía y le dedicaba su portada a la triste noticia: “Dos jóvenes de la ciudad mueren víctimas del monóxido de carbono”.


PD: Buf... La que me vais a dar, cabrones...

sábado, 7 de marzo de 2009

El ganador nato

Ganar, ganar, ganar. Triunfar, triunfar, triunfar. Afrontar, afrontar, afrontar. Es alguien especial, se le repiten sistemáticamente las ideas tres veces, una de información, otra de asimilación y una última de insistencia. Los hombres de este tipo son aquellos que carecen de cualquier tolerancia, son gran cantidad de situaciones las que no aceptan, y sin embargo sus lacayos no tienen más que recordar en condición sine qua non todas éstas. Y nadie sabe que le puede hacer satisfacer plenamente, unos aseguran que nunca existirá tal momento, que ni la perfección más absoluta haría ceder a este coronel del deporte ante sus subordinados. Otros se atreven a aventurar que el encuentro con la Diosa Victoria le hace creer en el resto, abandonaría él en primer lugar (siempre él por delante) tal paupérrimo estado, el de la derrota, y con suerte podrán colgarse tres o cuatro de su perfil cuando escape tan pronto sea posible de allí. No, está realmente claro, no lo permitiría. No existe ni la perfección ni sus tres siguientes niveles. Ganar es una obligación, conseguirlo no reporta más que la tranquilidad del que cumple eficazmente su rutina y no hacerlo es algo inconcebible, y sigue siéndolo más a lo largo de su experiencia.

Cumplir, cumplir, cumplir. Batir, batir, batir. Humillar, humillar, humillar. Y se lo recuerdan y no comprende producir tanto interés. A él le enseñaron a ser así, no desfallecer, y liderar y transmitir sus principios. Él es argentino, y aún así no habla castellano, solamente es capaz de comunicarse en un idioma, el de la seguridad y el triunfo. No le importa el rival en absoluto, no es más que un obstáculo al que sobrepasar rápidamente. Cuando quede atrás no será más que algo obsoleto, y cuando esté enfrente habrá que pisarlo (al enemigo...).

Aguantar, aguantar, aguantar. Trabajar, trabajar, trabajar. Rendir, rendir, rendir. Aterriza el Narigón con SU selección en México, las esperanzas que habían servido como aliciente se tornaban de repente en responsabilidades que cargar. Pero eso a él no le importunaba, es más, le motivaba. Paso a paso se cumplían las expectativas, cuanto mayor era la dificultad para el resto más sencillo le resultaba al Jefe. Si tocaba Italia, favorita y actual campeona, y provocaba el pánico en los seguidores de la albiceleste, llegaba y afirmaba que era el partido más fácil que tendrían. Era uno de esos tipos que mueren llevando la contraria, si tú dices negro, él dice blanco. Si te convence y reconoces la blancura, él cambia de opinión y defiende la negrura. Sin embargo, quiere tener plenitud en sus pronósticos, sabe que encender la ira del guerrero puede convertir a un cáustico conjunto en una máquina invencible. La noche anterior al día del encuentro, los componentes de la selección reciben un aviso anónimo, en la puerta del hotel donde se alojan ha sido quemada su enseña nacional, los novatos activan su odio, dispuestos a salir a morir y matar contra los malditos italianitos. Los veteranos no se inmutan, saben categóricamente que el Narigón ha sido el autor de tal suceso. Obviamente sellan sus bocas.

Combatir, combatir, combatir. Derrotar, derrotar, derrotar. Persistir, persistir, persistir. Con él todo es más fácil, tenía razón en su pronóstico. Vencen, y solo una fase le separa de la gloria eterna. Momentos épicos han antecedido a tan importante día, su estrella extendió una mano y convirtió por siempre al aranero en artista, la estrella regatea impasiblemente ingleses con suma facilidad, y convierte al artista en Dios. Todos se confirman y crecen en unidad. Les esperan los temibles germanos, generaciones de argentinos esperan la cita con impaciencia, ni siquiera el grupo campeón del 78, liderados por un implacable matador del área, Mario Kempes, provocó tal inmovilización en el país criollo. Salen lanzados, en el min 70 dominan con claridad y los dos goles de ventaja que señalan el marcador parecen una buena barrera para su confianza. No obstante, dar un sólo segundo a Alemania es caer en su red, el magnífico Rudi Voller iguala la contienda, sendos tantos han sido logrados de la misma forma, a balón parado. Y a cinco minutos del final todo indica que se llegará a la prórroga.

Sufrir, sufrir, sufrir. Y sobre todas las cosas, GANAR,GANAR, GANAR. Estalla Argentina, Burruchaga logra el gol a dos minutos del final, no hay tiempo de reacción. El carácter adoctrinado no yerra en los momentos claves. Se acaban de proclamar campeones del mundo, todo el esfuerzo tuvo su recompensa, las celebraciones de los jugadores son orgásmicamente indefinibles. El vestuario se alza como escenario de las mismas, y en un rincón se halla el Jefe, su cara denota un tremendo enfado, todos creen que no es más que el producto de la emoción. Y corren a buscarlo, decididos a sacarle del shock. Antes de que abran la boca el Narigón se levanta indignado, y haciendo cantidad destacable de aspavientos declara en chillidos: “No me hablen, no me hablen, !nos hicieron dos goles a balón parado!”. La satisfacción había sido efímera, ya pensaba el Jefe en su próximo compromiso, dispuesto a volver a cumplirlo como había prometido, como siempre había hecho. No hay tiempo para la alegría, han de seguir su camino.

Carlos Salvador Bilardo. Genio y figura. Ganador nato.

jueves, 5 de marzo de 2009

*¡Qué tontería!

¿Alcanzaría una solución? Encontrábase en un callejón. Míseramente se topó con las antípodas de lo que conocía como sabiduría.
¡Cuán difíciles son las féminas!
Pécoras histéricas, magníficas e ilógicas, pretendían la demostración de que de él hacían lo que querían. Convertían la razón en una sátira y el espíritu en una pragmática táctica contra lo económico y los escrúpulos.
Se sentía imbécil. Se creía a sí un inútil por ser víctima de las hipocresías coléricas de una indígena del país de la pasión.
Al país de la prisión más recóndita lo llevó, arrebatándole su ánima, provocándole escándalo y manifestándose su tiranía impúdica.
-¡Poséeme! -gritó.
Sería estéril su propósito de oposición mas como intención tenía su única protección. Plantó su rebeldía y obstinación. No quería la rendición fácil. Entendía la pasión como una drástica conflagración donde una concesión es una pérdida y una coalición es pleitesía.
-¡¡Conságrame con tu vástago de vándalo!! –aulló.
Su débil corazón le exigía un espectáculo de húmedos y fanáticos ósculos que serían víspera de una cópula orgásmica. Su fría y flemática lógica le requería precaución. Una concesión rápida en demasía sería sinónimo de la pérdida de su auténtico “Yo” y de su ordenación.
Además, en la sacristía. Con el mesías observándola con pía devoción, perdonándoles con resignación sus equívocos éticos y la sinrazón.
-Hágame idónea de sanción. Consígame una mítica excomunión.
Y lo convenció. El hábito no envolvió más al estúpido que yació con el mismísimo Satán a míseros centímetros del púlpito. Venció en él la condición del efímero mamífero. Perdió el septentrión en su brújula y sucedió. Al término, sucedió. Arremetió como un energúmeno que perdió la razón, casi colérico asía lo ilícito. Sentía liberación eléctrica por su anatomía. Perdió también los escrúpulos y la observación que ejercía el benjamín varón del Altísimo, provocábale excitación.
-¡Más, más! –exigía.
Por último parecía más un hipódromo que un prostíbulo. Como paréntesis y acotación, destacaré que lo hacía con corrección burlándose de lo que cabía por pronóstico.
Situación esperpéntica la que acontecía. Un clérigo que desvirtúa una sacristía con una mancebía. Un presbítero lunático, quizás esquizofrénico. Excéntrico, maniático, insólito. Prácticamente diabólico.
Necesitaría un psicólogo y no sé cuántos más médicos.
En más de una ocasión se derramó la raíz y el núcleo. Pecó cual Onán. Se perpetró la cicatería de la fruición.
Sentía una balsámica mejoría, pero también se sentía tristísimo. Como un auténtico y ridículo engreído presenció cómo unos cánticos que provenían del tártaro le ponían un canapé próximo a Belcebú. En la perpetuación, sería un súbdito de Mefistófeles.
Por más fruslería y por más nadería, a la sazón, escribí esta tontería por información. Que la túnica ya crió algún níscalo y algún champiñón. El eclesiástico murió y sólo quedó un lúbrico y pornográfico patán.
A su atención. Adiós.

P.D: No me tildéis de pedante (era obligatorio que lo dijera).

"¿El Avecrem transmite la gripe del pollo?"

miércoles, 4 de marzo de 2009

Vivir

Hace ya mucho tiempo que llegué a la conclusión de que la rae no es siempre la fuente más adecuada para conocer el significado de una palabra. Hoy he vuelto a pensar en esta idea al buscar en el diccionario el término viajar, que como me he imaginado establecía una definición totalmente errónea.

Viajar no es trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción, ni siquiera es la acción de desplazarse siguiendo una ruta o trayectoria.

Que va, es algo mucho más simple y a su vez más extenso.

Viajar es recordar, viajar es disfrutar, viajar es andar, viajar es subir, viajar es bajar, viajar es un tren, viajar es un aeropuerto, viajar es una baraja de cartas, viajar es un baño, viajar es presentar, viajar es conocer, viajar es comer, viajar es beber, viajar es una mochila, viajar es un billete, viajar es una faltriquera, viajar es un monte, viajar es un lago, viajar es música, viajar es media pinta; una pinta entera o una jarra de un litro, viajar es un cangrejo, viajar es un metro, viajar es frío, viajar es calor, viajar es una foto, viajar es un vídeo, viajar es una carrera, viajar es un pique, viajar es un puente, viajar es un albergue, viajar es un sombrero, viajar es sentir; querer y odiar, viajar es un mechero, viajar es un payaso, viajar es una moneda, viajar es una deuda, viajar es una larga conversación y una breve tontería, viajar es dormir; madrugar o trasnochar, viajar es un periódico, viajar es una cama compartida, viajar es un reloj, viajar es un regalo, viajar es una expresión, viajar es política, viajar es un continente; un país y una ciudad, viajar es to fall in love, viajar es una eterna botella de ginebra holandesa , viajar es una ley, viajar es un libro, viajar es un cuarto de baño, viajar es un billar, viajar es un chillido y en consecuencia un susto, viajar es una recomendación, viajar es una locura, viajar es un mercadillo, viajar es una iglesia que existe o una que no existe, viajar es un río o el/la mar, viajar es una pastelera generosa, viajar es una discoteca, viajar es un restaurante casero; un bocadillo y un McDonald, viajar es una destilería, viajar es una enorme plaza, viajar es un picadero o un hotel de cinco estrellas, viajar es un idioma, viajar es una bandera, viajar es correr y pararse, viajar es una cola, viajar es una navaja suiza, viajar es una isla, viajar es sol y lluvia, viajar es un abrigo usado, viajar es una bota, viajar es un túnel, viajar es una guía, viajar es un ordenador, viajar es la casa de un amigo, viajar es una dependienta de Halcón, viajar es facturar, viajar es una religión, viajar es un estadio e inclusive un partido, viajar es un edificio futurista o una ruina babilónica, viajar es un cuadro, viajar es un extintor, viajar es una coincidencia, viajar es un souvenir, viajar es Miguel Ángel; Van Gogh y Miró, viajar es un supercuadernito, viajar es escribir; contar y dibujar, viajar es una fuente, viajar es reír a carcajadas, viajar es una oveja negra y un buen panorama.

Viajar únicamente no es morir, VIAJAR ES, sobre todas las cosas, VIVIR.


martes, 3 de marzo de 2009

"Libertad de prensa"

Hay dos cosas inherentes al ser humano: la violencia y la estupidez, que como especie inteligente y superior debemos luchar por superar. O eso, claro está, si nos dejan. En este mundo actual en el que vivimos, inmersos en la era de la comunicación, a lo más que puedes aspirar si pretendes saber lo que pasa en el planeta es elegir la forma de manipulación que más te agrade y mejor te haga sentir contigo mismo. En este presente asqueroso, en que cada medio engaña a su modo y manera, uno se las ve putas para informarse objetivamente. Es más fácil saber que piensan los expertos y periodistas sobre lo que está pasando que lo que está pasando.


Para juzgar hay que conocer, y sólo podemos conocer aquello que nos enseñan. No podemos aprender una verdad sin una fuente. Y si nos dicen mentiras, pensamos mentiras. Siempre fue así, y siempre del mismo modo. Manipulando la información que digiere la gente. Lo hizo Stalin para enseñar a su pueblo que Trosky intentó exterminar el comunismo, y lo hizo Hitler para enseñar a su pueblo que ciertos individuos peligrosos deben ser reeducados para el beneficio de la comunidad. Lo hizo Nixon para decir que en Vietnam iban ganado y no pasaba nada, y se hizo en China para colgar en el Tibet el cartel de “coto privado de caza”. Y hoy, se sigue haciendo. Cada vez informan más y es más difícil ocultar la verdad. Lo que se estila ahora es modelarla, o modelar las mentes que la procesan. Si quieres odiar a los curas, lee El País. Si quieres que te guste la tauromaquia, lee El Mundo. Diarios gratuitos se reparten por las ciudades para informar a sus habitantes subvencionados por los partidos de gobierno, o por los de la oposición. Periódicos editados por instituciones, como universidades, para airear las virtudes de gestión de sus rectores mientras algunas facultades se caen de viejas y en lo hospitales no hay profesores que enseñen. Así de frágiles somos. Hace años que eliminamos la censura, y ahora un puñado de oligarcas directores controlan la información que se difumina por el mundo. Y si el que sabe calla… nadie escucha nada.


George Orwell dijo una vez que en tiempos de mentira universal, decir la verdad sería un gesto revolucionario. Fíjense que sólo han pasado cincuenta años y ya nos han vuelto tan borregos y tan idiotas que va siendo así de fácil parecerse a Gandhi o al Che Guevara. Así de jodidos estamos. Y lo que nos queda.



PD: Para que veas que sé escribir en corto

lunes, 2 de marzo de 2009

Lágrimas

Lágrimas paseando por el barranco de mi entereza
Palabras que hacen eco en las fronteras de mi cabeza
Chaval, estar tan mal y sentirse tan insignificante
Y que una tontería tan pequeña te pueda parecer un problema tan grande
Pasar de estar feliz a estar intoxicado por el aire
Lágrimas en las manos de una madre
Pena del cruel que es fiel del alma a la piel a su jefe Mefistófeles
Pena de aquel que hace el mal sin mirar a quién
Pena de aquel que por las noches siempre puede dormir bien
Lágrimas de tinta sobre un papel
Existen excusas para expiar cualquier mala acción
Mas no al corazón se le puede acallar con una razón
Razones, mas no habrá tranquilidad en el interior
Ni paz, ni amor
Lágrimas de cartón traducidas en un altavoz
Impulsos eléctricos susurrados al oído de un simple mono
Todo un mundo roto colgando de un triste tono
Oh, no, solo en el lodo rodeado de monstruos
Locos con suficientes motivos para perder los modos
Lágrimas con porqué y sin cómo
Un silencio intenso, líquido y rojo como una vergüenza
Tiembla con las palabras que van al limbo, mientras
No es mentira que tiembla con las que no dice, pero piensa
Lágrimas livianas pero intensas
Polizones forzosos de un naufragio de la Iliada
La dignidad malvendida y las ganas de vivir perdidas
En cada parada del tren que nos lleva a rastras
Pasamos años ensayando nuestra fría sonrisa forzada
Lágrimas condenadas a caminar separadas
Chico, dime quién vendrá a protegerte
Cuando silben las balas
Y dé la vuelta a su reloj de arena la muerte
La maldad de quienes mandan no entiende
De bondades y suertes, solamente de poderes
Lágrimas en los ojos de en frente
¿Por qué sufrir es una costumbre que debamos asumir?
Please, no more war because we must living in peace
Presos en cárceles de aire sin saber como salir
Las cosas se solucionan sin juzgar a los demás
Sino empezando por ti
Lágrimas sin fin

P.D: Por cojones tenía que ser yo el prime en poner versos. Gané. Espero no ser el último.

"No llores como una nenaza, ¡suicídate como un hombre!"

domingo, 1 de marzo de 2009

Motas de polvo

Laura había llegado cinco minutos antes de la hora prevista, como solía hacer. Era una persona que daba una importancia suprema a la puntualidad, le venía de casta. Sin embargo, solía permitirle a la gente esos diez minutos de rigor, especialmente a Miguel, que en este aspecto actuaba conforme al español de a pie, del que no le preocupa ese tiempo perdido.

Pero esta vez todo era diferente, siempre partía con la idea de la futura llegada del que fue su prometido, excepto aquel Martes. Aquel día la duda formaba parte del ambiente. De esa nimiedad dependía el futuro de ambos, por eso Laura actuaba de esa forma tan extraña. Fumaba cigarros de nerviosismo, de los que se consumen en minuto y medio y tienen un rápido sustituto. Por eso no había probado aún el cortado que se encontraba ante sus ojos. Por eso miraba con ansiedad a la puerta del local, y toda entrada le parecía ser la de Miguel. En esos segundos de confusión siempre se entumecía, flexionaba las piernas y hacía ademán de levantarse, no le importaba el resto de los clientes del bar, en el momento en que entrara en contacto visual con su amado estaba dispuesta a correr hacia él y abrazarlo eternamente, totalmente preparada para no volver a separarse de sus brazos, para unirse a él y jurarle que nunca más haría algo así. Y que le quería, le amaba más de lo que nunca ella podía imaginar que hubiese amado a nadie.

Su acción había sido insospechablemente perniciosa, pero a pesar de que ella sabía que no era tan fácil concebir el perdón ante determinadas circunstancias, confiaba en que Miguel pasara página, nunca le pidió que le entendiera, ni siquiera quiso oír palabras anejas a su perdón. Cualquier mención al tema le producía la más honda de las nauseas, le atormentaba por momentos pensar que ella jamás podría haber absuelto a nadie por algo similar, pero estas negativas cavilaciones desaparecían cuando imaginaba un futuro la mitad de feliz de lo que había sido su pasado con su, aún todavía, prometido. Sus personales disyuntivas, como ya digo, se evadían lacónicamente cuando recordaba el amor que se suponía recíproco.

Pero de menos cinco, se pasó a en punto, a y cinco, a y diez... Y la ansiedad de Laura se hacía aún más patente. Y lo que era peor, su esperanza comenzaba a decaer con estrépito.


Mientras tanto, Miguel había dedicado la mañana a reflexionar, a sopesar la situación y a tomar una decisión. Era una persona que adolecía de sangre caliente, si habitualmente meditaba en exceso cualquier opción, en esta ocasión se habían triplicado sus vacilaciones.

Y como era de prever, a falta de cinco minutos únicamente tenía claro que el sentimiento que había tenido por Laura seguía vivo. Pero, ¿era eso suficiente?.

Aparcó su motocicleta cerca de la cafetería donde debían encontrarse, que se encontrase en el lugar no era indicio de que hubiese zanjado una de las dos opciones. Lo había hecho precisamente por lo contrario, encontrándose cerca del objetivo podía apurar al máximo su decisión. Esperaría hasta el momento adecuado, y se dejaría llevar por el primer impulso que le viniese a la mente tras esa especie de pistoletazo de salida.

Y llegó el momento, diez minutos después de la hora acordada, desde el principio había pensado que era un buen límite. Concordaba con su habitualidad. Y comenzó a andar, la vuelta atrás era irrealizable. Tenía que ser fiel a sí mismo. El perdón estaba cerca.

Entró en aquella céntrica cafetería por la puerta lateral, y contempló el local en su totalidad. Pero un recoveco le impedía entrar en contacto visual con una pequeña mesa esquinada. Allí se hallaba Laura, marcándose los últimos segundos más cercanos a Miguel de su vida.


La escena fue inverosímil, Miguel no pensó en que hubiera una mesa que no pudieran visionar sus ojos, sin la menor de las desesperaciones echó dos vistazos más y se marchó con la conciencia tranquila pero con tristeza, comprendiendo erróneamente que Laura no había podido perdonarse a sí misma por su intolerable acción, y que había decidido, por el bien de ambos, abandonar la relación que tanto buenos frutos había dado. Estaba orgulloso de su chica.

Por otra parte, Laura esperó, esperó, esperó y esperó. Quien sabe si minutos, horas o días. A pesar de plantearse ese desenlace nunca pensó en sus consecuencias. Estaba claro. Miguel no había ido, la cita era un ultimátum, y por lo tanto, no había conseguido perdonarla. Mientras abandonaba el local, paseaba nocturnamente con la mente en blanco. Su vida no había cambiado con el error, había cambiado aquel día en aquella cafetería.

Nunca más supieron nada el uno del otro.


P.S: Colgado a riesgo de recibir la mayor de las palizas.